sábado, 24 de enero de 2009

Sastre cumplió su sueño de subir al R29 de Alonso


El ganador del pasado Tour de Francia se convirtió en el protagonista en Portimao después de que la intensa lluvia impidiera rodar a los monoplazas: "Fernando me ha enseñado el box, es impresionante"

Por un momento, el ahora serio y reconcentrado líder del equipo Cervelo, Carlos Sastre, recuperó la alegría que destilaba hace diez años, cuando era casi un niño aspirante a estrella en el equipo ciclista ONCE. Y su cuñado Chava Jiménez, paradójico rival en el Banesto, explotaba como gran escalador en la Vuelta a España. El ganador del Tour de Francia 2008 cumplió ayer en Portimao uno de sus deseos íntimos, sentarse en un Fórmula 1: "Gracias a Fernando, que nos ha enseñado todos los secretos de su box, he podido sentarme en su coche. Es impresionante verte allí, para alguien que le gusta el motor como a mí es un auténtico sueño". El nuevo R29 es estrechísimo y al muy menudo Sastre le costó meterse.

La impenitente lluvia dejó al circuito sin acción. El trazado permaneció cerrado porque el helicóptero médico no podía despegar. Y eso convirtió en la noticia del día el compromiso de Fernando con Sastre. La estrella española se entrenó el martes con ellos y de ahí salió el acuerdo de acudir al trazado portugués ayer: "La pena es que nos haya hecho este mal día, porque no hemos podido verle rodar", comentaba Sastre. A las diez de la mañana comenzó el tour por las entrañas del box de Renault. Alonso atendió a los 50 corredores y corredoras en dos turnos, de 25 cada uno, que camparon a sus anchas junto al R29, para asombro de sus mecánicos.

Uno de los más alucinados era Íñigo Cuesta, 39 años, un gregario de lujo para Sastre: "El volante es espectacular, no sé cómo no tienen más accidentes, teniendo que controlar tantas cosas yo me saldría seguro de la pista. Fernando se entrenó con nosotros el otro día y hay que ver cómo aguantaba el tío. Podría haber sido ciclista de haber querido porque no fuimos despacio, a 37 km/h de media. Hasta nos llegó a demarrar y ahí se ve que es un ganador nato. Tiene un espíritu competitivo fuera de lo normal". Fernando no paró de resolver las dudas que le planteaban: "En la F-1 siempre hay alguien al lado del monoplaza, también por la noche, para que no lo espíen. Es como si tú durmieras junto a tu bicicleta. ¿Amigos en la F-1? Es muy difícil tener una amistad, hay demasiada presión. No solemos felicitarnos las fiestas". A los ciclistas les gustó todo, hasta las zapatillas de rayas naranjas de Alonso, que terminó por regalárselas a una de las integrantes del equipo femenino.

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